«Nos están matando» «Verga violadora a la licuadora»… y demás cuestiones en el monopolio de la exigencia de justicia.

«Un padre con un niño que llora del susto que le pusieron las del pañuelo verde en la CDMX», «una iglesia con niños, niñas y personas de la tercera edad es vandalizada», «Perdone Sr. Morelos pero si fuera más pacífica su lucha de independencia más personas se unirían» (esto en la tonalidad más sarcástica posible)… todas estas son simplezas que deberían ser permitidas solamente para señalar un punto, pero no para presentar argumentos consistentes.

Se ha intentado presentar posturas que viene de la señalización de problemas reales con las estadísticas más confiables en mano pero generalmente se termina con argumentos de «pensé que eras diferente», «si no tienes útero no opines», entre otras creo que de las últimas que me dijeron, una más (antes de bloquearme) fue «pensé que eras pensante».

Creo que la introducción de este artículo está un poco burda, pero si no sabe bien de lo que estoy hablando déjeme preguntarle ¿En qué cueva ha estado estos últimos meses?

Antes que nada, y para evitar que lea este artículo desde la víscera (porque probablemente lo aquí expuesto no refuerce todas sus ideas) déjeme ayudarle a definirme:

  1. Estoy a favor de cualquier forma de expresión y protesta que haga un llamado a la atención de una problemática (en este caso una muy urgente)
  2. Por lo tanto estoy a favor del Paro del 9 de marzo, me agrada que hayan atraído la atención hacia un problema mucho más profundo que los arrimones en un vagón del metro. Profundo en calado social, profundo en que el problema está en que a muchos no nos ha caído bien el 20 de que tenemos un problema al minimizar el maltrato hacia un ser humano en su condición sexual.
  3. No estoy para nada a favor de lo que yo llamo radicalización del llamado al paro. Es decir, que las feministas (me veo tentado a decir feminazis, pero me lo ahorraré, luego le expongo el por qué creo que no es tan despectivo, ya que se busca separar esa incompatibilidad al dialogo que se tiene en el extremo más radical de las feministas intolerantes – ya puede agarrar aire -) más radicales hayan tomado la batuta en muchos medios. Y por radicalización me refiero a esa intolerancia por lo masculino y cuestiones que muchas veces no hacen más que caricaturizar al enemigo. Veo que se toman de ahí muchos dogmas y se busca desprestigiar a través de la burla cualquier cuestionamiento ante tales puntos. Desde lo más extremo del patriarcado (que no por mucho repetir es que exista como tal nos lo cuentan), hasta el hecho de decir que existen otras violencias sea tomado como un intento de deslegitimizar la protesta (al contrario, yo creo que podría crecer por ese lado, porque así no serían miles de mujeres en paro y en la calle, seriamos miles de mexicanos bajo una sola exigencia: ¡PAZ!)
  4. Estoy totalmente consciente que usted al igual que yo somos víctimas de la segmentación de noticias de Facebook, así que sus publicaciones en el timeline estaban dirigidas a afectarle algún sentimiento primitivo (que facebook sabe que lo hace reaccionar), al igual que mis redes sociales decidieron mostrarme sólo una cara. Aquí hice un pequeño experimento personal, mi postura no está del todo definida, porque precisamente está en un rango; así que lo que hice fue publicar desde los 2 extremos más abiertos de tal rango de mi postura, y simplifiqué a memes cortos que satirizaban a los extremos contrarios. Mi sorpresa fue que: o nomás eso pasó este fin de semana, o facebook me bombardeo de publicaciones más extremistas cada vez. Consciente de esto, y de que muy probablemente haya un sesgo por eso en mi percepción, sigo haciendo esfuerzo para permanecer en ese rango (que es tibio y mesurado… según yo). Dicho lo anterior, le pediré que no reaccione inmediatamente al leer algo incómodo, termine de leerme y si sigue enojado (a), haga su comentario no con el afán de atarme a mí, sino a lo aquí expuesto.

He visto a un chingo de raza que:

  • Por un lado creen que rayar monumentos le da profundidad al llamado. Su argumento de «les preocupa más unas piedras que las vidas de nosotras» cae en una falacia, el hecho de que me preocupe lo histórico no choca en lo más mínimo en mi preocupación por la situación de inseguridad de hombres y mujeres de mi país. Me preocupa que violen a mi hermana, a mi sobrina, mi novia… pero también que confundan a mi hermano y lo levanten, que mi papá esté en un mal momento en un mal lugar… que se agarren a balazos afuera de mi casa y nos toque una bala perdida. Me preocupa también que lo aquí expuesto incomode a alguien y me convierta en un blanco. Creo que el error es creer que podemos tener nomás una sola preocupación. Así pues, mi propuesta a solución mágica (también al problema de los feminicidios) inicia en una postura simple: Creo que el mayor problema de México se llama impunidad, a lo mejor es necesario ajustar alguna ley pero es su aplicación lo que creo que es más fuerte… no creo que lo correcto sea legislar en compensación (tengo mis reservas con la existencia de institutos que sean sólo para la mujer, porque a mi ver no debiera de tener una aproximación sexista), de cuotas ¿Debo de tener la mitad de empleados mujeres aunque deje fuera a buenos elementos?. El caso, aunque la primicia es simple, estoy consciente de que su aplicación es uno de los retos más grandes que enfrenta toda América Latina en este siglo recién empezado.
  • También los hombres caemos en simplismos. «Mujeres: hacen paro, Patriarcado: Les damos permiso» leía en un post que me llegó por whatsapp, curiosamente tiene un punto ¿Qué paro de labores es avalado y autorizado por las empresas y escuelas? Esto vi que encendió a muchas contactas porque se sintieron ofendidas y con razón, ya que vuelve más esto a una guerra de sexos (y si, algunas veces mis contactos hombres también me caen gordos con este tipo de publicaciones)
  • Una mona en twitter explotó en rabia contra mí cuando llamé «espectáculo mediático» al rollo montado alrededor de esta niña Fátima que fue violada y asesinada. Y lo hice no porque creyera que fue algo montado, sino porque cómo fue cubierta la noticia, con las cámaras detrás de la camioneta dónde llevaban a los detenidos, las declaraciones en vivo de la tía que los delató, el retrato hablado… todo fue un mal espectáculo hecho a partir de un caso que debería ser documentado con rigor periodístico y sin el morbo. Me pareció muy buena idea lo que se hizo con el «hallada» en google, o con la subida de fotos con las etiquetas de «fotos sin censura Ingrid» para honrar la memoria y que fueran estas las fotos que dominaran la red y no la de su cuerpo destazado. He visto que actuamos desde la víscera y reaccionamos. Y en esa reacción está el control de masas.

Obviamente yo no soy dueño de la mitad de la verdad de lo aquí expuesto, mucho menos de la verdad absoluta. Es un poco raro escribirlo en algo tan largo en tiempos en que si algo no está en un video de menos de 2 minutos no es visto, estamos empachados de lecturas vacías y comentarios con odio. Si llegó hasta aquí, gracias… soy su fan por leerme.

Autor: Shegarito Rivers

Escritor de pacotilla y a medio tiempo, aprendíz de viejito renegón del barrio, perfeccionista despreocupado en los detalles.

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